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el compositor estonio arvo pärt

Playlist de música clásica contemporánea: Estonia

Publicado: 2019-06-06

Con tan solo 1.3 millones de habitantes, Estonia alberga una de las escenas de música clásica contemporánea más singulares de Europa. Es el país de Arvo Pärt --el compositor vivo más interpretado en el mundo--, y de Erkki-Sven Tüür, uno de los principales sinfonistas de la actualidad. 

Lo primero que llama la atención en la música de esta pequeña nación europea es su consistencia: pues aunque cultiven estilos diferentes entre sí, los compositores estonios tienen en común características que los distinguen fácilmente de sus colegas franceses, alemanes o italianos. Uno de estos rasgos es la intensidad espiritual de la música, algo que intuitivamente podríamos relacionar con la importante tradición de música sacra coral que se ha originado en este país. Otro aspecto relevante es la escasa influencia en esta escena de las corrientes de vanguardia centroeuropeas de la segunda mitad del siglo XX; por el contrario, los compositores estonios suelen tener fuertes lazos con el minimalismo, de tal forma que incluso aquellos que utilizan armonías avezadas o técnicas extendidas, como Tüür o Helena Tulve, tienden a conservar algún rastro de lenguaje diatónico o de estructuras repetitivas en su trabajo: el resultado, en estos casos, son obras absolutamente híbridas, emocionalmente intensas a la vez que intelectualmente estimulantes.

El repertorio coral, como decía, es especialmente rico en esta tradición; de ahí, tal vez, el énfasis en la melodía y en la armonía, así como cierta tendencia hacia el arcaísmo, que encontramos en muchos de estos compositores. Pienso en los bellos ciclos corales de autores como Pärt, Tõnu Kõrvits o Galina Grigorjeva, en los que a menudo es muy fuerte la sensación de un tiempo detenido, o en los que lo moderno y lo medieval se despliegan simultáneamente. Pero hay también un elemento más difícil de describir y que siempre está presente, algo relacionado tal vez con los paisajes de Europa del Norte, con el frío, con los bosques y los vientos, una sensación de recogimiento contemplativo ante la naturaleza que reaparece de algún modo en la música de Dinamarca, Noruega o Islandia, aun cuando en estos países ello parece estar filtrado por una sensibilidad más asociada al constructivismo vanguardista. La música de Estonia, en todo caso, como la de los países nórdicos --y la de ciertos compositores británicos, como Peter Maxwell Davies--, posee una dimensión paisajista de la que suele carecer el alto modernismo alemán o el francés. Nunca es una música meramente abstracta, y tal vez por eso su impacto emocional tiende a ser directo.

Para este playlist he seleccionado algunas obras recientes que me gustan especialmente (todas datan del siglo XXI). Ahora bien, si desearan explorar la música estonia de la segunda mitad del siglo XX, les recomiendo revisar todo el catálogo de Arvo Pärt, la música coral de Veljo Tormis, las obras que escribió Tüür en los noventa (ese es tal vez su periodo más original) y las sinfonías de Lepo Sumera, cuyo trabajo es una interesante síntesis del minimalismo sacro y las técnicas aleatorias de Lutoslawski. Finalmente, si es que les interesa el jazz, les recomiendo revisar el trabajo del pianista estonio Kristjan Randalu, cuyo álbum “Absence” fue en mi opinión una de las mejores placas de este género editadas el año pasado.


Escrito por

Alonso Almenara

Escribo en La Mula.


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